Todos nos hemos quedado roncos o afónicos en algún momento o hemos presentado problemas con la voz. Cuando estamos resfriados, tenemos alergia, bronquitis, los irritantes como el amoníaco o cuando animamos a voces a nuestro equipo favorito, todo ello puede tener como resultado la pérdida de la voz. Entre los trastornos más frecuentes se encuentran nódulos y pólipos de las cuerdas vocales, parálisis de las cuerdas vocales y disfonía. Estos trastornos son más frecuentes entre los profesionales de la voz (profesores, comerciales, teleoperadores, abogados, cantantes, etc.).
Los nódulos son crecimientos benignos (no cancerosos) en ambas cuerdas vocales causados por el abuso de la voz. Un abuso continuo de las cuerdas vocales da lugar a que se inflame el tejido en cada una de las cuerdas. Estos tejidos pueden endurecerse y convertirse en lesiones parecidas a un callo llamados nódulos. Los pólipos también pueden ser causados por el mal uso de la voz. Pueden aparecer en una o en las dos cuerdas vocales; y pueden tener la apariencia de una lesión similar a una ampolla. La mayoría de los pólipos son más grandes que los nódulos y se les conoce también como edema de Reinke. Los nódulos y los pólipos causan síntomas similares: ronquera, voz entrecortada, voz «áspera», sensación de cuerpo extraño en la garganta, dolor en el cuello o fatiga corporal y de la voz. Si ha tenido ronquera durante más de dos o tres semanas, debe consultar a un médico.
Las cuerdas vocales vibran cuando se habla para producir la voz. Si no hay movimiento en una o las dos cuerdas vocales, van a aparecer problemas en la voz y posiblemente problemas de respiración y deglución. Esto se llama parálisis de las cuerdas vocales. Existen dos tipos de parálisis. La parálisis bilateral se da cuando las dos cuerdas quedan fijas en la posición media entre abiertas y cerradas y no se mueven en ninguna de las dos direcciones. En estos casos es muy frecuente que se necesite realizar una traqueotomía. La parálisis unilateral de las cuerdas vocales sucede cuando se paraliza sólo una cuerda en la posición media o tiene una capacidad muy limitada de movimiento. La parálisis unilateral es más común que la bilateral. La gravedad de los problemas de voz y deglución depende de dónde haya ocurrido el daño al nervio. Los síntomas típicos incluyen: ronquera, voz entrecortada, incapacidad de hablar en voz alta, emisión de la voz que dura muy poco tiempo (alrededor de un segundo), atragantarse o toser al comer o pulmonía.
En la disfonía el movimiento de las cuerdas vocales es tenso y da lugar a una voz quebrada, temblorosa, ronca, tensa o entrecortada. Hay periodos en los que no se produce sonido alguno (afonía) y periodos durante los cuales se produce una voz casi normal. Al principio, los síntomas pueden ser leves y pueden presentarse sólo de vez en cuando. Después, pueden empeorar y aumentar la frecuencia. Los síntomas suelen empeorar cuando la persona está cansada o tensa. La disfonía se presenta con mayor frecuencia entre las personas de 30 a 50 años y parece afectar con mayor frecuencia a las mujeres.
Ante cualquier síntoma de los comentados anteriormente o ante la sospecha de que puede estar presentado un problema con su voz, es importante acudir al especialista adecuado para que realice una valoración y saber si existe realmente un problema y cuál es su naturaleza, para poder llevar a cabo la reeducación logopédica de forma eficaz.
Sobre la autora:
Asunción Navajas Santos.
Logopeda. Col/29-1282
Máster ABA. Análisis aplicado de la conducta en autismo y otros trastornos del desarrollo.
Técnico educación infantil.
Actualmente cursando el Máster de Neuropsicología