Mirad hoy os queremos hablar de un tipo de terapia que se utiliza para tratar los traumas o situaciones que nos hacen sentir muy mal emocionalmente y que en algún momento de nuestra vida podemos presentar. Esa terapia se llama EMDR.
Normalmente asociamos la palabra trauma a guerras, crímenes, violaciones, catástrofes naturales….. sin embargo hay experiencias más comunes como puede ser por ejemplo la muerte de un ser querido, tener piel atópica o piojos o presentar alguna dificultad concreta en algún momento de tu vida, que pueden causar alguna sintomatología persistente y profunda en niños de corta edad y que les pueden hacer sentirse muy mal a nivel emocional.
Estos problemas si no se tratan, suelen empeorar con el tiempo, pues bien una de las terapias más beneficiosas para corregir estos traumas es la terapia EMDR.
La terapia EMDR está avalada por la Organización Mundial de la Salud y las guías clínicas internacionales para el tratamiento del trauma. Se basa en la comprensión del efecto de las experiencias vitales adversas y traumáticas sobre la patología, y en el procesamiento de dichas experiencias a través de procedimientos estructurados, que incluyen movimientos oculares u otras formas de estimulación bilateral. Su aplicación se ha extendido a un amplio rango de problemas clínicos.
EMDR como método, combina elementos teórico clínicos de orientaciones tales como, el psicoanálisis, cognitivo conductual y otras. Para muchos pacientes EMDR resulta de mayor ayuda para sus problemas que otras terapias convencionales.
Fue en 1987 cuando Francine Shapiro, psicóloga norteamericana, descubrió que los movimientos oculares voluntarios reducían la intensidad de la angustia de los pensamientos negativos. Inició una investigación con sujetos traumatizados en la guerra de Vietnam, y víctimas de abuso sexual para medir la eficacia de EMDR, comprobando que reducía de manera significativa los síntomas del trastorno por estrés postraumático en todos esos sujetos.
En el proceso con EMDR, el terapeuta trabaja con el paciente para identificar un problema específico que será el foco del tratamiento. El paciente describe el incidente traumático a partir del cual es ayudado por el terapeuta para que seleccione los aspectos más importantes y que más lo angustian de dicho incidente. Mientras el paciente hace movimientos oculares o cualquier otra estimulación bilateral, le vienen a la mente otras partes del recuerdo traumático u otros recuerdos. El terapeuta interrumpe los movimientos oculares cada cierto tiempo, para asegurarse que el paciente lo está procesando adecuadamente.
La estimulación bilateral puede ser:
- A) visual: el paciente mueve los ojos de un lado al otro guiado por el terapeuta.
- B) auditiva: el paciente escucha sonidos alternados en ambos oídos.
- C) kinestésica: el terapeuta golpea suavemente y en forma alternada sobre las manos o los hombros del paciente y esto facilita la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, logrando el procesamiento de la información y la disminución de la carga emocional.
Con estas técnicas se consigue reducir el trauma o la situación emocional negativa que el paciente esté presentando. Es por tanto una técnica avalada científicamente, y que debe ser impartida por un psicólogo especialista en la materia.
Sobre la autora:
Pilar Muñoz Alarcón.
Psicóloga General Sanitaria.
Máster Psicología Clínica Infanto/ Juvenil por la AEPC.
Máster sobre intervención ABA en Autismo y otros trastornos del Desarrollo por la BACB (Behavior Analyst Certification Board).
Tutora de prácticum de grado y máster de las facultades de Psicología de Sevilla, UNED y UNIR.
Coordinadora del grupo de Trabajo de Atención Temprana del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Occidental (COPAO).
Directora del Centro de Psicología Infantil ÁBACO.