Ver bien no significa que el sistema visual funcione correctamente.
Algunas deficiencias visuales pueden pasar desapercibidas ya que los síntomas no parecen estar relacionados con la visión. Esto ocurre sobre todo en niños, ya que les cuesta más trabajo explicar los síntomas.
Hay muchas funciones visuales que pueden no estar realizándose correctamente. La acomodación (capacidad de enfocar lejos y cerca), las vergencias (coordinación entre ambos ojos para converger o divergir), movimientos de seguimientos o sacádicos (imprescindibles para una lectura sin estrés visual), etc.
Si alguna de estas funciones no se realiza correctamente pueden aparecer los siguientes síntomas.
- Dolores de cabeza sobre todo al final del día.
- Picor de ojos u ojos rojos.
- Ojo desviado.
- Guiños o gestos raros.
- Se acercan mucho a la lectura o la televisión
Estos síntomas suelen tener las siguientes consecuencias en niños:
- Falta de concentración.
- No entienden lo que leen.
- Niños muy inquietos.
- Bajo rendimiento escolar.
- Rechazo a la lectura.
- Visión borrosa después de trabajo en cerca.
- Visión doble.
- Ojo vago.
En estos casos, se hace una evaluación binocular del sistema visual y así se detectan los problemas que presenta el paciente así como su origen.
De esta manera podemos realizar un plan de Terapia Visual personalizado, que consiste en una serie de ejercicios oculares que irán aumentando su dificultad a medida que el paciente los va dominando.
Esta terapia se puede hacer tanto a niños como a adultos pero en la infancia es más importante porque así podemos evitar que el niño tenga problemas en el aprendizaje.
Si detecta alguno de los síntomas anteriormente citados en su hijo, no dude en pedirnos cita para una evaluación.
SOBRE LA AUTORA:
ELOÍSA GONZÁLEZ ROSETY.
Óptico-optometrista núm 14.121
Master en Optometría Clínica por el Centro Boston en Madrid
Master Experto en Optometría por la Universidad de Sevilla
Especialista en Optometría Pediátrica y Terapia Visual.