Esa dificultad para entender a su hijo a la hora de hablar puede deberse a que presente dislalias o errores en su habla, es decir, la incapacidad para articular correctamente los fonemas del lenguaje. Vamos a comentar tres aspectos fundamentales para conseguir una correcta articulación.
En primer lugar, es importante realizar una adecuada respiración, asegurándonos que el niño coge el aire por la nariz y no por la boca. Lo más adecuado sería la respiración abdominal. Un truco muy sencillo para conseguir esto, es utilizando un matasuegras. El niño tiene que inspirar por la nariz y espirar por la boca para hacerlo sonar, intentando no utilizar las manos.
Otro aspecto importante sería la realización de praxias, que consiste en la imitación de movimientos de lengua, labios y mandíbula. Una forma muy sencilla de trabajarlo sería colocándonos delante del espejo con el niño, y el niño tiene que imitar los movimientos que hace el adulto.
Por último, siempre hay que tener en cuenta que el niño no presente ninguna dificultad orgánica, como puede ser un frenillo labial o lingual corto o paladar ojival. En este caso es recomendable que acuda con su hijo/a a un centro especializado.
El desarrollo y adquisición del sistema fonológico tiene repercusión en el aprendizaje de la lectoescritura. Muchos de los errores que presentan los niños en su habla son evolutivos. Sin embargo, en otros casos es necesario realizar una evaluación específica y planificar una intervención, para lograr un desarrollo lo más normalizado posible.
Sobre la autora:
Asunción Navajas Santos.
Logopeda. Col/29-1282
Máster ABA. Análisis aplicado de la conducta en autismo y otros trastornos del desarrollo.
Técnico educación infantil.
Actualmente cursando el Máster de Neuropsicología