Una mujer y un bebé yacen en una cama blanca. La mujer, vestida con una camiseta de manga larga, sostiene la mano del bebé, que lleva un pañal. Ambos están uno frente al otro, creando un momento íntimo que encarna bellamente la esencia de la lactancia materna.

LACTANCIA MATERNA

Una de las formas de alimentar a un recién nacido es a través de la lactancia materna. A través de ella el bebé gana peso y al mismo tiempo establece un vínculo emocional con la madre, empezando también el desarrollo personal y social. Esto no sólo ocurre cuando alimentamos con la lactancia materna. El uso del biberón también favorece este desarrollo. Es un momento en el que la mamá alimenta a su bebé, le presta atención, responde a sus necesidades y se comunica con él/ella. A la hora de evaluar si la lactancia materna se está llevando a cabo de forma eficaz, debemos tener en cuenta tres factores: al bebé, la mamá y el pecho de la mamá.

 

La lactancia requiere que el entorno sea colaborador y la madre tenga los apoyos necesarios, ya que requiere de un esfuerzo, sobre todo en los primeros meses. Comienza cuando el recién nacido se coloca piel con piel con la madre y el alimento es el calostro, que contiene los nutrientes necesarios para este recién nacido en sus primeras horas de vida. El bebé tiene unas características físicas que lo preparan para la lactancia. La mandíbula, la lengua del bebé y el pecho están en contacto y para ello, la lengua del bebé es más grande en comparación con la boca. Las mejillas contienen grasa que ayuda a la succión. Es aconsejable que el cuello del bebé esté extendido, ya que así de adelanta la mandíbula inferior y es más fácil el contacto con el pecho.

 

En algunas ocasiones, la lactancia materna no es eficaz y es necesario intervenir. En las primeras horas de vida nos tenemos que asegurar que el bebé realiza un agarre y succión adecuados. Cuando el parto es difícil o se ha utilizado anestesia, el bebé puede no tener un buen estado de alerta para llegar al pecho. En estos casos es importante colocar al bebé piel con piel con la madre y, si no se dirige al pecho, será la madre quien lo acerque.

 

El bebé debe realizar un agarre adecuado, es decir, con los labios evertidos, la areola está completamente tapada por la parte de abajo, la nariz y el mentón están pegados al pecho y la postura del bebé es paralela al cuerpo de la madre. No es aconsejable que el niño/a esté en decúbito supino y con la cabeza girada hacia el pezón. Cuando el agarre es el adecuado, el pezón entra hasta la parte posterior de la boca. Si el agarre no es correcto, el bebé sólo va a agarrar el pezón, apretándolo contra el paladar y causando dolor en la madre. En estos casos sería necesario intervenir cuando aparecen grietas, perlas, obstrucciones o mastitis. En el bebé vamos a observar bajo peso, irritabilidad o cólicos.

 

Para conocer cuál es la causa debemos evaluar el agarre y la forma en que se realizan las tomas, ya que puede que el bebé no esté vaciando el pecho y se den estas complicaciones. Si se necesita intervención, en primer paso sería mejorar el agarre y después cambiar las posturas para que el pecho se vacíe correctamente. Para mejorar el agarre, el pezón tiene que buscar la nariz para activar el reflejo de búsqueda y que el bebé abra la boca introduciendo el pezón. La madre debe coger el pecho en forma de ¨c¨ para que el pezón salga hacia fuera. Si el bebé no abre la boca lo suficiente, le ayudaremos abriendo nosotros su boca cuando él busque el pezón.

El bebé debe estar colocado en paralelo, con la oreja, el hombro y la cadera alineados. La mamá debe colocar al bebé en el antebrazo. Una vez colocado así, estimularemos con el pezón en su nariz.

 

Para evitar obstrucciones o mastitis es importante vaciar el pecho de forma manual o usando un sacaleches. Antes podemos realizar un masaje con la técnica Marmet, ya que es la que más se utiliza. Debemos tener cuidado con el calor. Se puede aplicar sólo a la zona que está obstruida antes de hacer el masaje y bajo las recomendaciones de un especialista, ya que el calor genera bacterias. Otra de las causas de las obstrucciones y mastitis es un frenillo lingual corto, que hace que el bebé no tenga las habilidades necesarias para alimentarse a través del pecho.

 


Sobre la autora:

Asunción Navajas Santos.

Logopeda. Col/29-1282

Máster ABA. Análisis aplicado de la conducta en autismo y otros trastornos del desarrollo.

Técnico educación infantil.

Actualmente cursando el Máster de Neuropsicología