Cada vez son más frecuentes los casos de niños/as y adultos que necesitan intervención logopédica, ya sea en terapia individual o en grupo. ¿Cuál es mejor? ¿Es más beneficioso si el niño/a está solo en sesión? ¿O la intervención es más eficaz cuando trabaja con otros niños/as con características similares? ¿Quién decide cuál es el grupo más adecuado? Estas preguntas responden a dudas tanto de padres como de profesionales.
A la hora de realizar una intervención grupal, no siempre se sigue el criterio de que los niños/as tengan el mismo trastorno o la misma edad. Estos criterios varían dependiendo de las características de cada niño/a y sus dificultades y no son unos criterios fijos, es decir, evaluamos en cada momento qué tipo de intervención es la más eficaz teniendo en cuenta la duración y los objetivos a lograr con cada niño/a. Siempre podemos cambiar la modalidad de intervención si los resultados no son los esperados.
Una de las ventajas de la intervención en grupo es que ayuda a la socialización con otros niños. Cuando existe un trastorno del lenguaje que limita las capacidades de los más pequeños a la hora de relacionarse con sus iguales, comprender conversaciones o reglas de un juego debemos enseñarles las estrategias para enfrentarse a estas situaciones. Otra ventaja, en los niños que cometen errores al hablar y se quedan callados por vergüenza, es que les ayuda saber que hay otros niños que tienen sus mismas dificultades. En el caso de niños/as con dislexia es más motivador trabajar en grupo y mejora el rendimiento. En muchos casos se obtienen más beneficios de la terapia grupal que de la individual.
Como hemos comentado antes, no es mejor la terapia porque los niños/as que formen el grupo tengan el mismo tipo de dificultad. Estos niños/as se benefician de este tipo de terapia ya que mejoran sus habilidades sociales y potencian objetivos o áreas que se han trabajado anteriormente de forma individual. Muchas de las actividades que realizamos en las sesiones no se hacen en un contexto natural, por lo que el niño/a debe generalizarlas a su día a día.
Por otro lado, no siempre son recomendable las sesiones en grupo, como en el caso de algunos niños/as con Autismo, o cuando se empieza a intervenir por primera vez con un niño/a. A veces es necesaria una intervención directa y personalizada. Más tarde, en el caso de que sea necesario, se puede pasar a una intervención grupal o se pueden compaginar los dos tipos de terapia. En dificultades de articulación del habla, atención, lectoescritura, trastornos de alimentación o retraso en el habla se pueden obtener más beneficios con la terapia individual. Si lo que queremos es fomentar la interacción comunicativa, habilidades sociales y la generalización en el lenguaje espontáneo de los aspectos trabajados, debemos llevar a cabo la terapia en grupo. Será el terapeuta del niño/a, en el caso del lenguaje el/la logopeda, quien decidirá, una vez valoradas las características y dificultades del niño/a, que tipo de terapia es la más beneficiosa.
En general, un mayor número de personas piensan que la terapia individual es más eficaz que en grupo, ya que se atiende al niño/a de una forma más personalizada o le prestamos más atención. Sin embargo, esto no es siempre así y debemos confiar en los beneficios que podemos obtener de la terapia en grupo. No vivimos solos o con muy poca gente a nuestro alrededor, al contrario, cada vez nos relacionamos con un mayor número de personas. Es por esto que la terapia en grupo es importante sobre todo en alteraciones o trastornos del lenguaje, ya que estos niños/as necesitan aprender las estrategias necesarias para poder desenvolverse de forma autónoma en el mundo que les rodea.
Fdo. Asunción Navajas Santos.
Logopeda/Técnico Educación Infantil.
Sobre la autora:
Asunción Navajas Santos.
Logopeda. Col/29-1282
Máster ABA. Análisis aplicado de la conducta en autismo y otros trastornos del desarrollo.
Técnico educación infantil.
Actualmente cursando el Máster de Neuropsicología