Un niño pequeño con cabello castaño corto y gafas, vestido con una camisa blanca y tirantes azules, permanece en el interior durante el encierro con una expresión pensativa, tocándose la mejilla con un dedo.

Hablar con nuestros hijos en el confinamiento (De los 2 a los 4 años)

En semanas anteriores hemos publicado varios artículos en los que hemos hablado de pautas para comunicarnos con los más pequeños, aprovechando que estamos en casa y tenemos más tiempo para observarlos e interaccionar con ellos. Como comentábamos, el desarrollo del lenguaje sigue unos hitos o metas, es decir, a cierta edad se espera que los niños/as realicen determinadas acciones o se comporten de una manera determinada. Hoy vamos a hablar de este desarrollo desde los dos hasta los cuatro años.

 

Entre los dos y los dos años y medio, ya son capaces de mantener una conversación. Aunque no sepan expresar lo que quieren decir con palabras, utilizan gestos o sonidos (balbuceo) para hacerse entender. Aprenden vocabulario asociado a su rutina del día a día. Comprenden la secuencia de actividades diarias y esto les ayuda a asociar las nuevas palabras al contexto. Las frases son de tres palabras y desaparece el balbuceo, aunque hay sonidos que todavía no pronuncia bien. En estas frases incluye verbos, dice su nombre y utiliza pronombres. Comprende mejor las preguntas y responde a algunas de ellas, sobre todo las que se formulan con ¿dónde? o ¿qué?

 

De los dos años y medio hasta los tres años, observamos que conoce el nombre de muchos objetos que son comunes para él/ella, verbos y adjetivos. Cada vez necesita menos el contexto para comprender frases largas y complejas. Cuando tienen tres años incorpora las formas de interrogación ¿por qué? Y ¿cómo?, y le gusta que le cuenten historias, ya que las van comprendiendo. A nivel expresivo, sus frases son también cada vez más largas e incluyen algunas conjunciones. A partir de ahora el lenguaje empieza a convertirse en una herramienta de pensamiento, que sirve para comprender mejor conceptos e ideas.

 

De los tres a los cuatro años, la comprensión de palabras es mucho mayor: verbos, adjetivos, adverbios, sustantivos y preposiciones. Con las frases ocurre lo mismo, entiende cada vez frases más largas, negativas, interrogativas o condicionales. Es capaz de empezar y mantener una conversación, hace muchas preguntas, cambia su forma de hablar según las situaciones y puede dar órdenes.


Sobre la autora:

Asunción Navajas Santos.

Logopeda. Col/29-1282

Máster ABA. Análisis aplicado de la conducta en autismo y otros trastornos del desarrollo.

Técnico educación infantil.

Actualmente cursando el Máster de Neuropsicología