Un hombre con barba y un niño pequeño están sentados juntos en el interior, ambos sonriendo y mirándose. El fondo incluye una planta y una suave luz natural que entra por las ventanas. Parecen estar disfrutando de un momento de conexión, tal vez practicando técnicas de hablar para mejorar la comunicación entre ellos.

¿CÓMO PUEDO HABLAR MEJOR?

En este artículo vamos a hablar de la prosodia y su importancia dentro de la logopedia. Cuando trabajamos prosodia, trabajamos el ritmo en el habla, la melodía o la entonación. Cuando hablamos con alguien, transmitimos información a través de las palabras, pero también a través de la prosodia, es decir, cómo decimos esas palabras modificando el tono de voz dependiendo del contexto o situación. Por ejemplo, no hablamos igual cuando expresamos sorpresa que cuando hacemos una pregunta.

La forma en que hablamos, el tono que empleamos o el volumen de la voz son importantes para captar la atención del interlocutor y transmitir información de forma eficaz. Cuando una persona tiene un tono de voz muy monótono, nos parece aburrido y dejamos de prestar atención a lo que está diciendo. Una adecuada prosodia hace que comprendamos mejor el mensaje que la otra persona o personas, nos están transmitiendo.

 

Los elementos que forman la prosodia están relacionados con la sintaxis, es decir, según el tipo de oración que queramos decir, lo haremos de una forma u otra: hablando más o menos rápido, preguntando, exclamando, levantando el tono de voz o hablando en susurros. La voz transmite sensaciones a nuestro interlocutor, y estas emociones son las que permiten en muchas ocasiones que recordemos lo que nos están diciendo. Para comprender bien el mensaje, hay que tener en cuenta tanto la sintaxis como el contexto en el que se produce la conversación. Las pausas que hacemos al hablar también forman parte de la prosodia y son importantes para la comprensión de la información.

 

Los niños y niñas con TEL, Autismo, tartamudez o dislexia también pueden presentar alteración en prosodia. Uno de los objetivos con estos niños sería hacer su habla más inteligible, mejorar la discriminación de fonemas con sonidos parecidos, saber separar una palabra en sílabas y en letras, etc., Para mejorar el ritmo podemos realizar lectura acompañada, es decir, leer en voz alta el mismo texto para que el niño/a imite el ritmo que le vamos marcando. Otro tipo de ejercicio para mejorar la prosodia sería la emisión de sílabas, como por ejemplo pa, po, acompañando el ritmo con movimientos corporales y cambiando la intensidad dependiendo del sonido o fonema. Podemos utilizar ayudas visuales para que el niño/a comprenda mejor la actividad.

A través de instrumentos musicales, por ejemplo, una flauta, podemos jugar a hacer sonidos cortos y largos o diferentes ritmos que el niño tendrá que imitar. También leer frases afirmativas, interrogativas o exclamativas usando la entonación adecuada, nos puede ayudar para mejorar la prosodia.

 

Cuando hablamos con alguien, es importante comprender qué nos están diciendo, pero es igual de importante comprender cómo nos lo están diciendo. Un niño/a que presente alteraciones en su prosodia, va a tener dificultades para la comprensión del lenguaje oral en todos sus niveles, afectando al aprendizaje de la lectoescritura.

Una alteración en la prosodia no es tan común o no se diagnostica con tanta frecuencia como otras alteraciones del lenguaje que son más evidentes desde una edad temprana. Así, ante cualquier alteración tanto en la comprensión como en la expresión del lenguaje debemos realizar una evaluación lo más completa posible teniendo en cuenta todos los aspectos del lenguaje que puedan estar influyendo.

 

 

Fdo: Asunción Navajas Santos.

Logopeda/Especialista en Educación Infantil.


Sobre la autora:

Asunción Navajas Santos.

Logopeda. Col/29-1282

Máster ABA. Análisis aplicado de la conducta en autismo y otros trastornos del desarrollo.

Técnico educación infantil.

Actualmente cursando el Máster de Neuropsicología