Queridos amigos, queda poco para iniciar de nuevo el curso y volver de nuevo a la rutina, algo que nos transmite seguridad y que en muchas ocasiones incluso hasta echamos de menos, pero que también conlleva prisas, trabajo diario, responsabilidades etc…lo que se traduce en estrés que a su vez, inevitablemente trasladamos también a nuestros hijos.
Hoy os vamos a hablar de como puede afectar ese estrés a la vida diaria de nuestros hijos y que podemos hacer para evitarlo.
El estrés es una respuesta natural ante situaciones que pueden ser desafiante o amenazadoras para la persona. En nuestra sociedad, existen pequeños cambios que requieren que las personas presentemos cierto nivel de estrés. Sin embargo, cuando ese estrés es muy continuo, o la persona está expuesta a situaciones de estrés durante mucho tiempo, puede ser perjudicial y afectar a nivel tanto emocional como cognitivo, así como también en otras áreas del desarrollo.
Hoy os damos tres consejos para intentar reducir el estrés que en muchos momentos y de forma inevitable, transmitimos a nuestros hijos:
- Lo primero que debemos hacer es marcar muy bien la rutina en la vida de nuestros hijos. Para ello es necesario instaurar hábitos. Los hábitos son la repetición de un mismo acto, a la misma hora, en él mismo sitio y de la misma manera. Cuando instauramos hábitos en nuestra vida, como puede ser ducharse, lavarse los dientes, preparar la mochila etc…, conseguimos organización y eso nos da sensación de control reduciendo el estrés. El mes de septiembre, es un buen mes para inculcar hábitos a nuestros hijos de cara la nuevo curso.
- Intentar llevar una vida ordenada, e intentar no proyectar en nuestros hijos el estrés cotidiano que nos pueden causar las situaciones del día a día. Es importante tener una buena organización y coordinación familiar. Para ello vamos a buscar dentro de nuestra propia situación tanto laboral como familiar, las mejores opciones para que el día a día sea lo más llevadero posible. Hacer listas para no olvidar las cosas, prepara menús semanales, coordinar con nuestra pareja las tareas de casa etc… son algunas de las opciones.
- Por último, intentar todos los días mantener una conversación con nuestros hijos y ayudarlos a meditar, a repasar el día, respirar, y analizar con ellos que situaciones son las que lo pueden poner más tenso o estresado. El tomar conciencia de que nos pone nerviosos, hace que recapacitemos sobre que podemos hacer para evitarlo. Es importante que enseñemos a nuestros hijos a percibir esas emociones y a que tomen conciencia y propongan tareas o actividades a través de las cuales reducir el estrés. Hoy en día existen algunos libros y actividades relacionadas con el mindfulness y la meditación, que pueden ayudaros a realizar con vuestros hijos este tipo de tareas.
Esperamos que estos consejos os sean de utilidad y os animamos a llevarlos a cabo antes de que el estrés vuelva de nuevo a instaurase en nuestras vidas.
Fdo. Pilar Muñoz Alarcón
Sobre la autora:
Pilar Muñoz Alarcón.
Psicóloga General Sanitaria.
Máster Psicología Clínica Infanto/ Juvenil por la AEPC.
Máster sobre intervención ABA en Autismo y otros trastornos del Desarrollo por la BACB (Behavior Analyst Certification Board).
Tutora de prácticum de grado y máster de las facultades de Psicología de Sevilla, UNED y UNIR.
Coordinadora del grupo de Trabajo de Atención Temprana del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Occidental (COPAO).
Directora del Centro de Psicología Infantil ÁBACO.